Te Cambio La Vida BAILANDO

Quiero que las personas sean felices y se beneficien de lo que el baile hace por su salud.

Mi nombre es Abel, Madrileño de nacimiento y ahora Alicantino de adopción, soy curioso como un gato y no, como la mayoría de los chicos, ¡No quería bailar!, aunque, mi afición por las artes plásticas y alguna canción navideña, me delataban.

¿Cómo te voy a ayudar a ser más felíz?

Tengo claro que cada persona aprende diferente y me adapto a su forma de asimilar conceptos, para que bailar resulte fácil y rápido. Sin frustraciones y eliminando el “¡Yo no puedo!” y el “¡Eso no me sale!”

Mi sistema de enseñanza está en continua evolución y enfocado en un aprendizaje eficiente.

Te ayudo a entender y dominar tu cuerpo para que puedas expresarte con libertad individual y a comunicarte mientras, guías con claridad o sigues, brillando en cada paso.

¡Si entiendes el movimiento puedes realizarlo!

Con una curiosidad, empatía y paciencia casi infinita para adaptar el aprendizaje a cada persona, consigo que aprender a bailar, mientras mejoran su salud, resulte fácil y divertido.

Cuido cada paso, para conseguir una experiencia única, de la que posiblemente no querrás separarte nunca y que te traerá grandes beneficios físicos y mentales.

“No todos podemos ser estrellas, pero todos podemos brillar”.

A.Rueda

Mi Historia Bailonga

¡Soy curioso como un gato!

Con 16 años esa curiosidad me empujó a investigar, media hora después de su partida, que hacía mi madre, en eso de “los bailes de salón”, a los que tan insistentemente me incitaba a acompañarla. (Por supuesto que siempre le respondía que no, que yo no quería bailar).

La curiosidad me delató: me descubrieron espiando, por una rendija de la puerta, y no pude rechazar la invitación a probar los 30 minutos que quedaban de clase. El curso iniciaba con el Merengue.

El resultado: lamentable, aunque los elogios del monitor y de mis compañeros no me dejaron verlo. Pero al cabo de unas pocas clases, me di cuenta de que no hacía el mismo movimiento que mis compañeros, estaba moviendo las caderas al revés, de forma antinatural, seguía la música, pero mi cuerpo se movía mal. ¿Qué estaba haciendo diferente? Conseguí entenderlo analizándome sin ayuda, corregirlo y reeducar un mal habito. Con el tiempo, analizar y estudiar el movimiento en detalle me han ayudado a trasmitir mejor a las personas como se mueve su cuerpo cuando baila.

Ya estaba enganchado, no sabía porque, pero bailar estaba cambiando mi vida,

Para el siguiente curso ya estaba enganchado, no sabía porque, pero bailar estaba cambiando mi vida, tenia más equilibrio, coordinación, percepción espacial y había conseguido vencer en parte mi timidez; Asistía a 4h semanales de clases con 2 profesores (siempre faltaban chicos) y aprendía también los movimientos de mi pareja para entender como guiar y marcar los pasos.

A una de las clases, se apuntó una mujer de 82 años y después de unas pocas sesiones, me propuso practicar con ella 2 veces por semana, para ayudarla a seguir las lecciones y no retrasar el grupo. Juntos, ¡conseguimos que fuera la mejor de la clase! Allá donde estés, espero que sigas bailándote la vida, yo enseñaba, pero tú eras la maestra”.

Más adelante, me ofrecieron reemplazar profesionalmente a mis monitores que ya no podían continuar: quería aprovechar la oportunidad, pero me aterraba que me preguntaran algo que no supiera responder, así que investigaba y aprendía todo lo que podía, para enseñar mejor y responder con datos objetivos.

Bailaba toda la semana, tuve la suerte de conocer a grandes profesores en Madrid, y vivir lo que muchos llaman «La época dorada de la Salsa en Madrid«. Aprender y practicar era mi secreto para mejorar rápidamente y aprovechar las clases.

Empecé con el Claqué porque quería bailar como Gene Kelly y Fred Astaire, hacia 6 horas de viaje todas las semanas para asistir a las clases y practicaba donde podía (Quien me viera… solo, dando saltos en las paradas del bus) o en casa, cuando se marchaban los vecinos de abajo (recuerdo a mi madre entrar diciendo “ponte los zapatos, que me acabo de cruzar con los del segundo”)

Aprender y practicar, era mi secreto

A finales de los ´90 llegó a España el Baile Deportivo, con ansias de suplantar lo que conocíamos como Bailes de Salón y casi todos los profesores nos formamos. He participado en competiciones nacionales e internacionales y actuado en teatro y TV, pero no era lo mismo. Como diría Estela Reynolds:

«El show business, es como una gran caca pintada de purpurina, de lejos te deslumbra, pero de cerca apesta y te entran ganas de vomitar» 

Disfrutaba y aprendía mucho en la preparación, pero perdía la esencia del baile, la improvisación, llevar y seguir mientras bailas lo que te inspire la música de forma natural.

Además, empezaba a sospechar, lo que hoy puedo decirte con seguridad: en muchas ocasiones se enseña a bailar sin tener en cuenta la mecánica corporal. Te fuerzan a asimilar movimientos anti-naturales o para los que no estás preparado físicamente y que traerán problemas a la larga.

Entender esto, me creó una nueva responsabilidad y la oportunidad de ser mejor profesor: ¿Cómo evitar que te lesiones mientras aprendes a bailar?

Menudo mundo: Biomecánica, kinestésica, anatomía… aprender cómo se mueve el cuerpo orgánicamente, aplicarlo al baile y trasmitirlo claramente.

En 2001, una oferta profesional me lleva hasta Castellón de la Plana, allí, continué como docente en una de las mejores escuelas de danza clásica, a la que tengo un cariño especial: La Zapatilla Roja. Con ellas, pude por fin, poner en práctica mis primeros proyectos como coreógrafo de bailes nupciales y representaciones teatrales. A lo largo de esos años, he ayudado a muchas personas a prepararse para baile social, shows, bodas y eventos (unos artistas todos).

Y me di cuenta de que además del cambio postural y la mejora física evidente, había algo más: Se veían más felices, más saludables y cuando preguntaba ¿qué tal las clases? obtenía unas respuestas recurrentes:

“Vengo a bailar porqué me siento bien, me desestresa, no pienso en otra cosa y me lo paso bien”

“He tenido un día horrible, pero salgo de clase como nuevo”

“Me paso la semana esperando el día para venir, es mi mejor momento de la semana”

¿Por qué? ¿Por qué esto desestresa? ¿Por qué nos sentimos tan bien? ¿Puedo hacer algo para potenciarlo? Y empecé a investigar.

Mientras tanto, trabajaba en el Dpto. de IT (según mis compañeros/as “mi segundo trabajo”), en una de las empresas más grandes de la provincia y donde además conocí a mi compañera de vida y de baile, Alessia.

En 2011, llegamos a Alicante y seguí mi trayectoria como profesor mientras investigaba los beneficios del baile y como potenciarlos en mis clases.

A mi primera sesión de Claqué en Alicante, llegó un alumno con mucho ritmo y al preguntar, me dijo que era musicólogo y que estaba desarrollado un método de estimulación cognitiva, socioemocional, psicomotriz y neurorrehabilitativa, usando la percusión corporal. “Genial, Cuéntamelo todo…”

El cambio que percibimos cuando bailamos, va más allá de la sensación de bienestar y la satisfacción, tiene una explicación científica: es una respuesta neurológica y química de nuestro cuerpo cuando bailamos con música, que amplia nuestra percepción y ayuda a nuestro cerebro a mantenerse sano.

Inicié poco después mi proyecto de marca personal y difusión del baile orgánico, fácil, divertido, saludable y social, para ayudar a las personas a conectar, a comunicarse sin palabras y a conocerse mediante el baile, como crecimiento, descubrimiento personal y mejora de su calidad de vida.

Hoy en mis clases, mientras aprendes a bailar, trabajaremos estos aspectos con grandes beneficios para tu salud mental.

Eliminar el estrés, generar felicidad.

Moverse al ritmo de la música genera endorfinas, oxitocina, dopamina y serotonina, además, controlar tu cuerpo requerirá de toda tú atención. Cuando la gente baila, sonríe.

Fortalecer el cerebro

Bailar, es un desafío intensivo para nuestro cerebro, aumenta la cognición mental y lo fortalece. Recientes estudios apuntan que puede prevenir la aparición de demencia y alzhéimer.

Fomentar la creatividad

Obtendrás los recursos para poder crear, improvisar con la música con total espontaneidad y alcanzar un estado de la conciencia creativo. Controlar tu cuerpo te facilitara poder expresarte con libertad

Aumentar la autoestima y la confianza.

Socializar contribuye a aumentar la autoestima y las actitudes positivas hacia uno mismo y los demás. Es un excelente método para vencer la timidez el miedo “al ridículo”.

Desde que empecé a bailar no he dejado de aprender, (sobre todo de mis alumnos) y mejorar mi sistema de enseñanza, me apasiona mi trabajo y el cambio que produce en las personas. Creo sinceramente que todos podemos disfrutar bailando y aprovechar sus beneficios.

Hoy disfruto enseñando a bailar para divertirse y creando coreografías únicas para bodas y eventos.

Soy el profesor que ayuda a las personas a ser más felices y saludables, aprendiendo y perfeccionando el idioma universal del baile.

Mi propósito es guiarte paso a paso.

Disfrutarás mientras aprendes, y te beneficiaras de todo lo que el baile puede hacer para mejorar tu calidad de vida.

¿BAILAMOS?